LA BUENA IGNORANCIA DE SABER
LA BUENA IGNORANCIA DE SABER
Caminar con pecho desconocido hacia las horas. El alivio tranquilizador tarda en llegar. Estalla la duda en cualquier cara, ya no acecha (tan cómplice se ha vuelto). Imaginar a veces no es distancia. Ignoraba qué sabía.
Pasaban las horas y una sola carta era demasiado corta para distribuirla en el día. Se llamaba Belén y por pesebre un centro de detención. La mirada se vuelve juez y cualquier cosa que mira la sentencia desparrama y vuelve lista para otra vez.
Un teléfono absurdo que empieza con ceros, con la nada, cómo los juegos que prometen todo. Una madre de los padres puede estar en algún lado.
Adopción de buena fe sabida y corazón de caballo desbocado. Mientras su vida se hacía, abuelas organizaban por todo Latinoamérica un tejido de treinta años. Ignoraba qué sabía. El día que supo, la encontraron.
MERCEDES SÁENZ
Escritora argentina
Caminar con pecho desconocido hacia las horas. El alivio tranquilizador tarda en llegar. Estalla la duda en cualquier cara, ya no acecha (tan cómplice se ha vuelto). Imaginar a veces no es distancia. Ignoraba qué sabía.
Pasaban las horas y una sola carta era demasiado corta para distribuirla en el día. Se llamaba Belén y por pesebre un centro de detención. La mirada se vuelve juez y cualquier cosa que mira la sentencia desparrama y vuelve lista para otra vez.
Un teléfono absurdo que empieza con ceros, con la nada, cómo los juegos que prometen todo. Una madre de los padres puede estar en algún lado.
Adopción de buena fe sabida y corazón de caballo desbocado. Mientras su vida se hacía, abuelas organizaban por todo Latinoamérica un tejido de treinta años. Ignoraba qué sabía. El día que supo, la encontraron.
MERCEDES SÁENZ
Escritora argentina
1 Comments:
Muchas gracias Marita por incluir ese texto en tu blog, lugar que considero muy importante por sus contenidos y por la difusión del mensaje imprescindible para toda la tierra. El más. Después, pueden oirse todos.
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