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Location: Pehuajó, Provincia Buenos Aires, Argentina

Thursday, October 04, 2007

VOLAR BAJ0


VOLAR BAJ0


Comienza otro día en la ciudad. Sale el sol. Las calles se llenan de gente. Al frente de la casa de Felipe hay un árbol rodeado de gorriones que buscan comida y vuelan bajo.
Pobres pajaritos.
¡Pobre Felipe!

Y claro esa clase de gente a uno le da lástima. Pensar que yo lo conocía de chiquito. Él y su familia siempre habían sido nuestros vecinos. Ya era de suponerse. Cuando su mamá se murió él empezó con las drogas. Algo le tenía que pasar.
¡Pobre Felipe! Allí tirado, muerto en la vereda de su propia casa . . .

Me sentía mareado pero seguía corriendo. Me di vuelta. Atrás venían persiguiéndome. Y estaban armados. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Ya no aguantaba más. No podía seguir; pero debía hacerlo porque si me alcanzaban me mataban. Tanto escándalo porque no le pagué los porros. Si, ya sé, me habían bancado mucho tiempo. Pero no había podido conseguir la guita. Los argentinos andan todos mal. Cada vez que robaba una cartera encontraba la billetera vacía o con algunas monedas. Qué cosa, che. Había llegado a mi casa. Pero de repente alguien me agarró los brazos. Si, eran ellos.
- Por favor , no me maten – supliqué.
-
Demasiado tarde. Un disparo se oyó.
. . . Y ahí, en la puerta de su propia casa quedó tendido. Y todos los que pasaban lo pateaban y seguían caminando.
¡Pobre Felipe! Yo tampoco me animaba a ir y aunque sea ponerle una sábana arriba. No, si hacía eso seguro que estarían hablando de mí en el barrio.

- Mejor, era un chorro drogadicto – decían algunos.
- Mas vale muerto que vivo – decían otros.

Si , era un chorro. Lo reconozco. Pero además, un ser humano, desorientado en la vida. Pero una persona con alma, corazón, carne y huesos.
Los únicos que se le acercaron fueron los gorrioncitos que volaban bajo, alrededor de Felipe.
¡Eran tan parecidos a su forma de ser!
Él también había volado bajo. Y ahí estaban los gorriones, esquivando hondazos para que no les cortaran las alas o los mataran
Y Felipe, sí que se las habían cortado y desde pequeño.
Y nosotros que no le dimos el tiempo suficiente para poder cambiar.
¡Qué pocas oportunidades ofrecemos! Y cuando lo hacemos nos cuesta mucho reconocer que esa persona mejoró.
Los únicos que se acercaron fueron los pajaritos.
Pobres gorriones, tan indefensos.
Pobre Felipe.

Año 2001


MARÍA VERÓNICA MANDRINI ( 1986, Argentina ) Estudiante de Sociología y de Comunicación Social con orientación en planificación – Universidad Nacional de La Plata - Argentina

1 Comments:

Blogger Willie Heine said...

Qué bueno. Muy bueno! Mercedes Sáenz

1:53 AM  

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